Por Jeffrey M. Kihien-Palza
La hipótesis del cambio climático
concebida en los Estados Unidos por Roger Randall Dougan Revelle en 1957 se ha
convertido en una ideología irrefutable e infalible, tal cual lo era la
existencia del Dios católico hasta
finales del XIX. El cambio climático es el producto mejor elaborado y promovido por el ambientalismo
global, es su producto estrella y su caballito de batalla que por ahora soporta
la industria ambientalista.
Lo más interesante, y allí podría
especular que sucedió lo mismo con el catolicismo, es como una hipótesis científica
se convirtió primero en ideología política y ahora último en una filosofía mística
y moral, y solamente en alrededor de setenta años, que es un periodo muy corto
en la historia de la humanidad. Tener
dudas, yo las tengo, que el calentamiento global es causado por el hombre, me expone
a ser vilipendiado y tratado como un ser vil, amoral y antiético. Incluso mi
vida podría correr peligro, porque hay muchos fanáticos ambientalistas sueltos
dispuestos a matar para demostrar que no están errados, tal cual ocurrió con
los mártires del catolicismo que eran asesinados por los romanos en espectáculos
de coliseo. Santa Fortunata es una mártir católica, pero esa es otra historia.
La industria ambientalista,
tal cual lo fue la iglesia católica, es parte del estado global. Los burócratas
de las Naciones Unidas dictan normas ambientales desde sus escritorios,
obligando a los gobiernos a cumplirlas, y en caso no lo hagan los crucifican
sacando la carta de la moralidad, acusándolos de no importarles el planeta ni
el futuro de los osos polares. Les informo que hay tantos osos polares que la población
de focas está en peligro. Los osos se comen a las foquitas. ¿Por qué proteger a
los osos polares y no a las foquitas? ¿Recuerdan el comercial de Coca Cola con
osos polares? Allí podría estar la respuesta.
Las Naciones Unidas han impuesto
legislación ambiental, y ellos han ofrecido el modelo basado en los estudios
que sus científicos realizan. Con este poder, los ambientalistas pueden
destruir una industria y la economía de un país, y lo hacen sin el mayor
remordimiento. Hay inclusive policía ambientalista, y todo gobierno local tiene
un departamento medio ambiental que decide la suerte de la humanidad. La
histeria es colectiva, hay delitos ambientales y pronto la condena será a
muerte.
Lo más peligroso es que el
ambientalismo ideológico ha penetrado el sistema educativo del mundo, tal cual
lo hizo la iglesia católica. Nadie se escapa al adoctrinamiento, se enseña por
ejemplo odio al hombre, y con ello, resentimiento al desarrollo de la civilización
que defiende la libertad humana, y eso yo lo he escuchado y leído. Se culpa al
hombre, al ser humano por el cambio climático, sin embargo el cambio climático tal
cual ellos lo explican es una farsa.
A cualquier intento de
demostrar que existe la posibilidad de que estén equivocados, la respuesta es “el
cambio climático es irrefutable,” y luego agregan “los científicos del mundo están
en consenso en que el cambio climático existe, y es causado por el hombre.” Un
momentito, en política se necesita consenso, en la ciencia no, la ciencia no es
democrática más bien es objetiva, 2+2=4, para eso no se necesita consenso, se
explica por sí mismo, entonces no les parece sospechoso el “consenso de científicos.”
La industria del cambio climático,
por otro lado, genera pobreza extrema. Por ejemplo, el principal factor de la
pobreza es la falta de energía barata y buena para industrializar un país. Sin
embargo líneas de crédito para construcción de hidroeléctricas en países del
tercer y cuarto mundo no se otorgan, con la excusa del calentamiento global. En
Perú, por ejemplo, todos los proyectos de desarrollo tienen que pasar por el
tribunal de la santa inquisición ambiental, a sabiendas que serán condenados.
Hay que tener cuidado, muchísimo cuidado con esta industria moral
ambientalista, su objetivo no es mejorar la calidad de vida más si controlar
los medios de producción, las industrias y lo que ellas deben de producir, y lo
hacen a través del control político de los gobiernos. Ya están avisados.