El Lucro Negativo en el Negocio del Agua Potable en el Tercer Mundo
Por:
Jeffrey M. Kihien-Palza
MBA, Johns Hopkins
University, MD. USA
Consultor.
Potabilizar el agua y
llevarla por medio de canales y tuberías a un domicilio no es cosa del otro
mundo, ni mucho menos representa tecnología de punta. Las ciudades del Imperio
Romano, hace más de dos mil años tenían agua a domicilio, la llevaban por medio
de tuberías de cerámica y plomo.
Según la OMS 2100 millones
de personas no tienen acceso a agua potable en sus domicilios, más o menos 3 de
cada 10 personas, y 4500 millones de personas, osea 6 de cada 10, no tienen
saneamiento seguro y, consumen agua de mala calidad, con bacterias.
Esta carencia es un problema
sencillo de solucionar, sin embargo el
servicio del agua potable se ha politizado hace muchos años, volviéndolo caro e
inaccesible para muchas personas. Como anota equivocadamente el Dr. Tedros
Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS; “el agua potable, el
saneamiento y la higiene en el hogar no deben ser un privilegio exclusivo de
quienes son ricos y viven en centros urbanos,” su declaración es netamente política
y sigue la corriente del altruismo de estado. Para empezar no es un “privilegio
de los ricos” el agua potable, simplemente ellos pagan por el servicio y esta situación
se da principalmente en países del tercer mundo. En el primer mundo, en donde
todos pagan por igual por el servicio de agua potable y, existe lucro en la distribución
del agua, la cobertura es del cien por ciento, y con agua de muy buena calidad.
La instalación de redes de
agua potable y desagüe es sencillo, se hace una zanja y de colocan las tuberías
matrices y, de allí se conectan a los domicilios, sin embargo como el servicio
se ha ideologizado, y los políticos utilizan el tema para ganar elecciones, han
hecho creer a los ciudadanos que el servicio de agua potable tiene que ser
gratis o casi gratis, es por ese motivo que en urbanizaciones recién formadas
los ciudadanos quieren agua y desagüe, pero no quieren que les instalen
medidores para contabilizar su consumo, osea en la práctica no quieren pagar. Y
como la inversión de instalación y servicio no cubren los costos, las Empresas
Prestadoras de Servicios, o EPS, en el caso específico de Perú, no tienen
incentivo para ampliar sus ventas de agua, si cada conexión nueva les va a
generar perdida y están quebradas hace muchos años, con juicios de cobranza
coactiva por parte de la SUNAT, porque recaudan el IGV en cada recibo mensual,
pero se lo guardan para poder cubrir sus gastos operativos.
El problema es clarísimo, no
hay lucro en el servicio de agua potable consiguientemente no hay incentivo
para que las EPS amplíen la cobertura. Los
ciudadanos son los que más pierden, porque una propiedad con agua y desagüe
eleva su valor por 20 y ofrece los beneficios básicos de la civilización. Sin
embargo, el altruismo estatal, aprovechado por los políticos es el que prevalece.
Existe en el Perú por
ejemplo, el llamado subsidio cruzado, por el cual el estado obliga a unos a pagarles el servicio de agua a otros,
osea discrimina en base al costo de la propiedad del usuario, totalmente
inconstitucional. El usuario que paga más es el que vive, digamos, en zonas “tradicionales,
“urbanizadas y saneadas años atrás, no interesa que sea pobre y este con las
justas. Pero al final de la cadena, el que subsidia a todos es el empresario.
La tarifa comercial es la más cara. El empresario formal, el que crea trabajo y
riqueza es el que les paga el agua a todos. Para que formalizarse en Perú, si
el estado te va a dar de alma.
Cada vez que escuches
peruano empresario y ciudadano responsable sobre una marcha pidiendo
saneamiento, tienes que dar tu opinión. Está bien, tengan saneamiento, pero
paguen por el servicio, que les pongan su medidor y de acuerdo al consumo
mensual abonen, ya que nada es gratis, alguien siempre está pagando por el servicio,
y ese alguien no es el alcalde, regidor, presidente o dirigente, ese alguien
que paga es el vecino ciudadano.