El Fin del Indigenismo
Por Jeffrey M. Kihien
El año 1992 se celebraron
cinco siglos del descubrimiento de América y el encuentro de dos mundos, una celebración
interesante porque la manifestación esencial fue la negación colectiva de uno
mismo, la negación de lo hispano y occidental hasta el punto del desprecio. Esta
fue la consecuencia directa del pensamiento indigenista, que después de cien años
se había instalado en la memoria colectiva del peruano.
Como contradicción, ese
mismo año, 1992, el indigenismo sucumbía, la estocada final le fue dada, todo
un acontecimiento en una época en que simplemente declararse hispano y
occidental podría ocasionar la muerte, una buena tunda o en el mejor de los
casos ser insultado públicamente por insensible e ignorante. En 1992 Sendero
Luminoso tenía bajo su control la mitad del territorio nacional, y en nombre
del comunismo, filosofía totalmente occidental, reivindicaban la tradición histórica
indígena del Perú.
En 1992, Juan Carlos
Valdivia Cano publicó el ensayo “500 Años de Mestizaje,” alegando con pruebas
fehacientes e irrefutables (Valdivia Cano es abogado) que el peruano es
totalmente hispano y occidental, y que Francisco Pizarro no conquistó al Perú, sino
más bien lo inventó.
Para probar su teoría, una a
una, como en una audiencia judicial, Valdivia
Cano nos fue sacando las pruebas secretas que nadie hasta ese momento había podido
encontrar. Las pruebas que demostraban que el indigenismo no solamente estaba equivocado,
sino que también era una ideología política perversa que conceptúo un
sentimiento de inferioridad en varias generaciones de peruanos.
El peruano es español y
occidental, dice Valdivia Cano, porque habla español. ¿Alguien puede refutar esa prueba? Además es Católico, su derecho es el romano,
y su idiosincrasia deriva de la tradición
greco-cristiana. ¿Alguien podría refutar estas pruebas?
Inclusive, menciona Valdivia
Cano, los más puros indigenistas, los que creen ser más peruanos que el ceviche,
reivindican su indigenismo desde la trinchera de la catedra universitaria, que
es un invento occidental y lo hacen en español!
Muchos años después, en el 2015
visite por primera vez España y exploré la Andalucía con dos amigos arequipeños.
Fue un shock cultural para mí. España es una copia de Perú, pero más grande y
mucho más limpio. La arquitectura era idéntica a la de cualquier pueblo de la
sierra del Perú. Arequipa podría ser España, y España podría confundirse con
Arequipa.
Cualquiera que niegue su
hispanidad se está negando asimismo con un ejercicio perverso de pérdida de
identidad. Peligro experimento al cual estuvieron expuestos los peruanos por un
siglo, y los conejillos de indias eran los escolares, porque es en el currículo
escolar en donde se ensena la historia maligna que todo lo español es malo, y
lo inca es bueno y glorioso, y lo ensenan en español después de haber rezado el
padre nuestro por la mañana.
Felizmente Juan
Carlos Valdivia Cano desnucó al indigenismo en 1992.