La
Peligrosa Moda de la Multiculturalidad
Por Jeffrey M. Kihien-Palza
Dentro de las modas ideológicas
que son avivadas por políticos e intelectuales no existe otra más peligrosa y dañina
que la multiculturalidad. El adjetivo “multicultural” es utilizado y repetido
sin el más mínimo análisis sobre las consecuencias que acarrea, más peligroso
aun cuando un grupo político se adueña del concepto y lo utiliza como
plataforma intelectual para obtener poder.
El multiculturalismo ahonda
las diferencias y divide la sociedad en grupos, diferencias simples y
cotidianas que con el correr del tiempo
se convierten en irreconciliables, por el motivo que el multiculturalismo
obliga a aceptar la cultura del otro, y en muchos casos la obligación es
ordenada por ley por el estado interviene.
La idea, por supuesto nace
con buenas intenciones, al menos eso es lo imagino. La premisa es que todas las
culturas son iguales y tienen el mismo valor. Eso es lo que se presume y se
enseña por orden del estado, sin embargo
la historia escrita y la historia práctica (la que observamos cotidianamente) nos
muestran lo contrario, sino como se puede justificar que una cultura tiene más éxito
que otras, consiguientemente el resultado es que unos países son más
desarrollados que el resto del mundo. Si todas las culturas son iguales, todos
los países del mundo tendrían que ser desarrollados y civilizados, pero no es así.
Esto va a doler y causar ira al lector:
unas culturas son mejores, mucho mejores que otras. Esa es la realidad
cotidiana.
Es simple, por otro lado, inventar
culturas basadas en diferencias de comportamiento. He escuchado que las
violentas fiestas de las cruces de la sierra sur del Perú son parte de la
cultura del grupo, en esas fiestas, el alcohol y la violencia con muertes
incluidas, se aceptan como una expresión del “Perú profundo,” cualquiera que
sea el significado de “Perú profundo.” ¿Es esa una buena práctica cultural?
Ustedes pueden responder en privado.
Me ha alertado que las políticas
educativas del estado peruano incluyen ahora, por ley y obligación que se enseñen
en las escuelas en lenguas nativas, no en castellano, que es el idioma nativo y
originario del Perú y en el cual fue fundado por los españoles. Perú se fundó
en español, y el Imperio de los Incas en Quechua. La enseñanza en lengua no
tiene otro objetivo que la llamada revolucionaria “reivindicación cultural” y
se acordó primero en alguna oficina de las Naciones Unidas o Banco Mundial en
el Imperio Americano, luego se trasladó la idea al tercer mundo para que la
ejecuten. Jamás preguntaron a los padres y mucho menos a los estudiantes que
lengua quieren aprender. Y mientras en las ciudades los padres invierten en
educar a sus hijos en inglés, en los lugares más atrasados del Perú, el estado
peruano obliga a los niños más pobres a estudiar en su lengua nativa, ni
siquiera en Castellano, sino en un idioma que muy pocas personas utilizan y que
definitivamente no les ayudara a salir de la pobreza. La riqueza en Perú se
aglutina en la costa, allí se habla castellano, y para tener éxito hay que
hablarlo y escribirlo muy bien, esa es la realidad cotidiana.
La multiculturalidad atomiza
un país, y es extremadamente peligrosa, al punto que en una ciudad no quieren
aceptar bailes y danzas de otra “cultura” peruana, pero ambas bailan cumbia, electrónica
y rock and roll. Si el estado continua con esta sin razón, y lo hace por moda,
por ser “moderno y cool” en unas dos décadas Loreto se declarara independiente
por segunda vez, los mismo que la nación aymara, quechua, chanka y shipiba, y será
motivo para que Arequipa sea libre.