Coincidencias
Económicas entre el Imperio de los Incas
y el Imperio Norteamericano
Por Jeffrey M. Kihien-Palza
El éxito de un
estado no está relacionado al azar, ni cae del cielo, más bien la relación es
directamente proporcional a la libertad
que el estado le otorga a sus ciudadanos.
Dos estados, en espacios tiempo histórico distintos,
utilizaron la misma estrategia para fortalecerse y asegurar la lealtad de sus súbditos
o ciudadanos, y para agrandar sus territorios. El Imperio Incaico, que nació en el valle del
Cuzco, entendió que el negocio del Estados era cobrar impuestos a sus súbditos,
pero antes, primero tenía que atraerlos, y nada mejor que utilizar el bien
material por excelencia; la tierra. El
Imperio de los Incas otorgaba a cada súbdito del Imperio un topo de tierra, si
era varón, y medio topo si era mujer. Fue quizás el primer estado en las Américas
en reconocer el derecho de propiedad para hombre y mujer.
Con esta medida, de otorgar tierras y proteger el derecho
a la propiedad, el Imperio Incaico fue anexando los señoríos e imperios que lo
rodeaban, dedicándose el Estado Incaico a hacer lo que los estados exitosos
saben hacer mejor; cobrar impuestos y proteger la propiedad y seguridad de sus súbditos.
En 1889 los Estados Unidos de Norteamérica decidió abrir
nuevos territorios para sus ciudadanos y nuevos inmigrantes a sus tierras. Para
esta tarea elaboro un plan que siglos atrás ya había sido utilizado con éxito por
el Imperio de los Incas. Puso a disposición de cualquier persona 8,000 kilómetros
cuadrados en el nuevo territorio de Oklahoma, divididas en parcelas de 64.8 por
cabeza. Cincuenta mil personas se inscribieron para participar en la competencia
que consistía en alcanzar la parcela y plantar una estaca. Fue una competencia
honesta que fue llevada al cine en la película “Un Horizonte Lejano” con Nicole
Kidman y Tom Cruise. En cuestión de horas el Estado Norteamericano otorgo
derechos de propiedad a 50 mil personas, aseguro el pago de impuestos por la tierra y luego vendrían otros tributos
por la producción agrícola que los nuevos colonos agregarían.
Con dos planes similares y en espacios tiempo histórico distintos,
dos imperios poderosos se forjaron. La lección es clara, la propiedad hace al
ciudadano, y el ciudadano hace al estado.
Lo opuesto es la colectivización de la propiedad de la
tierra, cuántas veces practicada y tantas veces ha terminado en una catástrofe humana, ocasionando hambrunas,
guerras y retroceso de la civilización.
La historia de éxito está escrita frente a nosotros,
ahora es el momento de aplicarla, porque mañana ya es demasiado tarde.