miércoles, 18 de enero de 2017

LA ESTABAN HACIENDO LINDA

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La Estaban Haciendo Linda
Por Jeffrey M. Kihien-Palza

Uno no tiene porqué negarlo ni tampoco ofenderse, la coima es una práctica generalizada en la sociedad peruana, no voy a decir que es una costumbre o parte de la idiosincrasia del país, porque eso si me hace sentir muy mal. No conozco ninguna institución del estado peruano en donde las coimas no sean parte de la realidad cotidiana. Uno se va enterando a lo largo de los años por comentarios de los amigos quien es el coimero, quién podría serlo, y cuál es el rey de la coima. Y para que sepan los coimeros, todos, absolutamente todos hablamos a sus espaldas y les llamamos coimeros. No interesa que inviten el trago e inviten a sus fiestas, igual en conversaciones privadas lo llamaran el coimero.
Las historias de los coimeros abundan, hay crónicas orales que pueden convertirse en películas, y la coima se puede producir en la oficina de minúsculo rango administrativo, y ahora como vemos, llegar hasta palacio de gobierno.
El caso de los políticos coimeros es más interesante, ellos saben que es lo que sucede, saben también que la administración anterior utilizó su poder para solicitar coimas pero no actúan con la ley para limpiar el sistema. Lo que sucede es que como el sistema de la corrupción está establecido, ellos, los políticos que recién son elegidos quieren también utilizarlo, ¿y por qué no, si saben que nada les sucederá? Saben que sus sucesores utilizaran también el sistema de corrupción y nadie los denunciara.
Eso es exactamente lo que sucedió con los tres últimos presidentes del Perú. Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, ellos encontraron el sistema de corrupción que Odebrecht, Camargo y Correa y OAS habían implementado y consolidado en Perú. El sistema de corrupción de los brasileños incluía a  empresas constructoras peruanas, medios de comunicación, periodistas, universidades, partidos políticos, artistas, estudios de abogados e ingenieros, ONGs y en algunos lugares hasta jueces y fiscales. Una red de corrupción global, incentivada por el presidente Lula da Silva de Brasil y su agenda de socialismo del siglo XXI.
Nada hubiese sucedido, las coimas brasileñas nunca se hubiesen descubierto, si no fuese por el escándalo Lava Jato que obligó a Marcelo Odebrecht, uno de los hombres más ricos del mundo, y condenado a 19 años de cárcel, a delatar a las personas que recibieron coimas.
Mala suerte tuvieron los ex presidentes peruanos, la estaban haciendo linda, los brasileños los tenían como caseritos, y la débil justicia peruana jamás los iba a tocar. El mismo presidente Toledo y su mansión de cuatro millones y medio de dólares pagada al contado, el mismo que al ser descubierto dio varias explicaciones fantásticas, todas falsas. La fiscalía del Reino Unido ya confirmó que su súper amigo, el que le presto 20 millones de dólares recibió coimas de los brasileños. Toledo esta re frito, ya debería estar preso, la evidencia en su contra es abrumadora, pero estamos en Perú.
Mas salados aun los presidentes peruanos, la estaban haciendo linda, al final Brasil es país del tercer mundo, la podían pelear, pero cuando los fiscales de New York se enteraron de las coimas por la prensa, y de la investigación Lava Jato, inmediatamente llamaron a los gerentes de las constructoras para que explicaran qué sucedió con lujo de detalles, y los pajaritos empezaron a cantar.  Con la justicia gringa no se juega, ahora si los presidentes peruanos están en serios problemas.
La pasividad e inacción de PPK frente a este escándalo desespera, Él fue el que le entregó la millonaria obra de la transoceánica a Odebrecht, y su viceministro fue Fernando Zavala. Quiero pensar que ellos no sabían de la cultura de la coima y que sus nombres no aparecerán  en algún reporte judicial de Brasil, USA o Suiza. Ojala que no.
Por el momento Alejandro Toledo y los Humala Heredia están empapelados hasta el cuello, la evidencia en su contra es abrumadora. La justicia tiene que actuar con celeridad. Con Alan es diferente, estoy seguro que habrá apristas que se inmolaron para salvar a su líder. Los fiscales y jueces tienen que ser héroes civiles y aplicar la ley. Es urgente.
¿Y en Moquegua cuándo? ¿Cuándo metemos presos a todos los coimeros? Sabemos quiénes son, es un secreto a voces. Sabemos cómo operan, cómo se cobran los cupos. Necesitamos héroes civiles, policías, abogados, jueces y fiscales que limpien la ciudad de la escoria que se ha apoderado de las instituciones, y ya van varios años y todo sigue igual.


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